lunes, 1 de febrero de 2010

MEMORIAS DE UN DESPERTADOR


Tras la mudanza me encuentro en la mesita de noche, al lado de un portafotos y una vela. Me gustan mucho las noches porque cuando me van a poner en hora me hacen cosquillitas al apretar el botón para poner la alarma. Pero cuando llega la mañana todo lo bueno se acaba, empiezo a emitir música pero no me hacen caso. De pronto veo abalanzarse sobre mí una gran mano que me da un gran golpetazo, tan fuerte que a veceds llego a caer al suelo. Pero todo no acaba ahí; lo peor es cuando, al cabo del tiempo, me empiezan a gritar poniendo en evidencia mi funcionamiento. Pero, ¿qué he hecho mal? Me vuelven a colocar en mi lugar y vuelta a empezar. Como despertador expongo que esta vida es muy dura porque no me llevo caricias sino golpetazos.



VERÓNICA HERNÁNDEZ GUERRERO, 3ºE

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