lunes, 19 de enero de 2009

DEJEMOS QUE LAS COSAS HABLEN

HABLA UNA NARANJA


Buenas, ¿qué tal? Me llamo Nora, y soy una naranja.
Nací en un campo de naranjos con mis otras veinte hermanas. Todas mis hermanas son unas colgadas. Una de ellas me contaba su vida, como si me interesase. Lo malo de las naranjas es que conforme vamos creciendo, más gordas nos ponemos. ¡NO TENGO NINGUNA HERMANA DELGADA! Y lo peor de todo es que si alguna de nosotras se pone mala, un gigante humano la coge, la mete en un cubo y nunca más la volvemos a ver. A otras de mis hermanas mayores las cogieron y se las llevaron en otro cubo.
Recuerdo que a mí me cogieron y me llevaron a un lugar donde encontré a más hermanas mías. No nos tienen respeto alguno: vi como las aplastaban y el jugo que tienen lo guardan en botes llamados “zumo de naranja”. A mí me tocó mejor suerte, al menos, por el momento porque me guardaron en una red con otras cinco naranjas y nos transportaron al peor de los sitios: un lugar espantoso llamado Frutería donde los humanos comercian con nosotras como si fuésemos esclavas. Si alguien encuentra esto, que me rescate a mí y a mis compañeras, que soy la musa de una compañía de móviles y soy superfamosa.


CARLOS DOMÍNGUEZ SOLÍS, 2ºF