Estaba en una caja. Todo estaba muy oscuro. Tenía que esperar a que le sirviera de ayuda a alguien, cuando de pronto se iluminó todo a mi alrededor. De pronto, una persona empezó a apretar mis botones y, como yo esperaba, empezó a hablar. Desde entonces supe que iba a servir para que esa persona se pudiera comunicar con la gente. Pero un día me caí al suelo y me volvieron a guardar en esa caja oscura. Y ahora espero a que me vuelvan a sacar.
ANA MARÍA GÓMEZ, 3ºE
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