ASÍ APRENDÍ A NO MALTRATAR A LAS MUJERES
No sé dónde estoy, tengo mucho miedo, ojalá mi madre esté bien, quisiera ayudarla pero tengo mucho miedo. Quiero que él se vaya para siempre de nuestras vidas. Se me acerca una chica, no sé qué quiere, mejor salgo a correr, me sigue persiguiendo y dice que me quiere ayudar. ¿Será verdad? Como no sé a quién pedirle

Hoy, tres años después, me la vuelvo a encontrar y le doy las gracias por ayudarnos a salir de ese infierno en el que vivíamos mi madre y yo. Y gracias a esto aprendí que de todas las mujeres que haya en mi vida ninguna será menos que yo.
Un día me encontré en un parque a un niño de unos 6 o 7 años solo, llorando, temblando de miedo y muy asustado. Me acerqué a él pero salió corriendo, yo le perseguí hasta poderle decir que no le haría daño y que si me dejaba le ayudaría. El niño confió en mí, se paro, me miró, y se echó otra vez a llorar. Le pregunté qué le pasaba, y llorando me contó que su madre estaba en peligro en manos de un hombre, que a veces llegaba borracho y le pegaba, pero que todos los días le maltrataba psicológicamente y alguna que otra patada, él no entendía por qué le hacía eso a su madre, y por qué ella lo aguantaba, si ella siempre los atendía bien, les tenÍa la comida hecha, la casa hecha, me decía que él quería ayudarla, pero ya no sabía qué mas hacer porque siempre que se ponía en medio él también salía maltratado, no quería eso para su madre, porque él sabía que ella los quería mucho. Yo, al escuchar esa trágica historia, le dije que fuéramos a la policía, pero él me dijo que ya habían ido, pero que el hombre al final siempre volvía, yo insistía en que fuéramos.
Ayer me lo volví a encontrar, tres años después; el niño estaba muy feliz y me dio las gracias por haberlos ayudado. Gracias a esa historia nunca dejaré que de todos los hombres que haya en mi vida ninguno sea más que yo.

Paula, una mujer de 20 años de edad, se casa con su novio Alejandro de 22 años. Todo parecía perfecto, tuvieron una boda fantástica y una gran luna de miel. Parecía que eran la envidia de todos, por ser una pareja perfecta, hasta que un día Alejandro parecía distinto, llegaba de madrugada a casa poniendo excusas, no paraba de beber, drogarse e irse de fiesta y los malos días los pagaba con Paula. Primero empezó a hacérselo pagar con insultos, pero al final no pudo contenerse y todo llegó a las manos.
Paula se alejó de él con un divorcio y una casa nueva, pero ella no pudo soportar el tener que vivir con su recuerdo y se quitó la vida.
Cuando Alejandro se entera de la noticia, intenta cambiar, ser como antes y rehacer su vida, cuando lo consigue se da cuenta de las cosas que ha perdido, empieza a echar de menos a Paula y no soporta más el dolor de la soledad, hasta el punto de que él también se quita la vida.
Este es el trágico final de esta historia y por desgracia de muchas otras, que podría haber acabado de otra forma, si no fuera por el maltrato no habría tantas muertes.
Mª ISABEL MERINO VILLÉN, 4ºDIV
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