Soy grande y confortable. Todos los días, en el colegio, me siento en el frío suelo mientras que la profesora explica a los niños la lección, a mis amigas y a mí no es que nos traten muy bien, pero es normal, nos utilizan para guardar libros y a los niños no es que les guste mucho. Yo no quería, pero acabó llegando el día en que me rompi y, como no serviría para nada, decidieron tirarme. Ahí acabó todo.
IRENE ALCALDE ALCÁZAR, 3ºE
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