No sé dónde estoy, tengo mucho miedo, ojalá mi madre esté bien, quisiera ayudarla pero tengo mucho miedo. Quiero que él se vaya para siempre de nuestras vidas. Se me acerca una chica, no sé qué quiere, mejor salgo a correr, me sigue persiguiendo y dice que me quiere ayudar. ¿Será verdad? Como no sé a quién pedirle ayuda, dejo que se acerque a mí. No sé cómo decírselo, y vuelvo a llorar. Me pregunta que qué me pasa. Le digo que no aguanto más, que mi madre es maltratada y no sé cómo ayudarla, ya lo he intentado muchas veces pero él también me pegaba, no sé qué hacer. ¿Cómo la ayudo? No quiero que siga pasando por eso. Ella es muy buena, me quiere; yo creo que ella lo aguanta para que yo esté bien, pero lo que ella no sabe es que yo así no soy feliz. La chica me dice que vayamos a la policía, pero yo le cuento que hemos ido pero él siempre vuelve, pero ella insiste en que vayamos. Ahora estamos en mi casa y la policía se lo lleva, sigo asustado porque no sé si volverá como siempre o por fin nunca volverá.
Hoy, tres años después, me la vuelvo a encontrar y le doy las gracias por ayudarnos a salir de ese infierno en el que vivíamos mi madre y yo. Y gracias a esto aprendí que de todas las mujeres que haya en mi vida ninguna será menos que yo. .
RAQUEL BORREGUERO CASTAÑO, 4º ESO DIVERSIFICACIÓN
(Primer Premio de Narrativa Certamen Literario "IES Barrio de Loranca", Segundo Ciclo)
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